30 de noviembre 10:00 am, daba comienzo la primera reunión de la sesión 21 de la Cumbre Mundial del Clima (COP) en la capital francesa. Aproximadamente 2200 miembros de la gendarmería nacional y algunos helicópteros sobrevolando el área, se encargaban de la seguridad de los más de 150 líderes mundiales que asistieron a lo que sería el inicio de dos semanas de negociaciones para buscar un Acuerdo Climático.

Desde un inicio sabíamos que esta COP era diferente, pues era la convención esperada por tantos años para, de una vez por todas, lograr definir un acuerdo que pusiera fin a la era de los combustibles fósiles y marcara el punto de inflexión hacia una economía baja en carbono. Asimismo, por primera vez se abría un espacio dedicado a la sociedad civil para permitir que esta formara parte de la cumbre, y fue así como la COP21 resulto ser la conferencia con el mayor número de asistentes que ha habido en la historia acumulando más de 90000 asistentes entre acreditados y civiles. Y efectivamente, por fin se logró que las Partes aceptaran un Acuerdo Climático vinculante que para muchos representa “El comienzo de una nueva era”.

Sin embargo, hemos de ser cautos. No podemos olvidar que desde la Convención de Río en 1992 y tras 20 cumbres se ha avanzado poco y, de hecho, ha habido un incremento constante de los GEI (Gases de Efecto Invernadero). Preferimos afirmar que efectivamente se trata de un paso más, sí, un paso que es muy grande pero mientras que no veamos los frutos del mismo no podremos definir sí efectivamente la COP21 ha sido un acontecimiento que cambiará el rumbo de la historia.

El Acuerdo ha generado una serie de controversias. Existen aquellos que lo aplauden y otros que simplemente lo ven como una demostración de que los gobiernos están reconociendo y tomándose en serio el cambio climático, como reconociera Samantha Smith de WWF Por otra parte están los grupos que lo ven como una burla para el medio ambiente, para los que el acuerdo resulta ambiguo y poco creíble, algunos llegando incluso a afirmar que es un instrumento protector a los intereses de Estados Unidos.

 Lo que sí es inequívoco es que, como John Kerry, Secretario de Estado de Estados Unidos afirmara en uno de sus discursos “No hace falta ser científico para ver que el clima está cambiando. Por este motivo, hemos de tomar este acuerdo con optimismo. Y como “Ningún acuerdo es perfecto” según el mismo Presidente Obama, a continuación enlistamos los principales puntos a destacar tanto negativos como positivos:

Los resultados positivos:

Por primera vez se incluye en un acuerdo el tema de adoptar medidas para proteger los bosques tropicales y también un apartado referente a Pérdidas y Daños, el cual reconoce la importancia de evitar, reducir al mínimo y afrontar las consecuencias relacionadas con los efectos adversos del cambio climático.

  • Se reconoce la necesidad de proteger nuestros océanos y la biodiversidad.
  • Hace mucho énfasis en la orientación que se debe prestar a las Partes sobre la manera en que han de rendir cuentas de sus contribuciones determinadas a nivel nacional.
  • Definición de aportaciones económicas de 100 millones de USD anuales por parte de los países desarrollados para ayudar a los países en desarrollo a hacer frente al cambio climático en lo que respecta tanto a mitigación como a adaptación. Además, en un apartado solicita a las instituciones financieras ofrecer a los países en desarrollo un acceso eficiente a los recursos financieros mediante procedimientos de aprobación simplificados.
  • Reconoce la necesidad de acelerar la innovación tecnológica como una estrategia para dar una respuesta eficaz y a largo plazo al cambio climático.
  • Señala la obligación de las Partes de comunicar cada cinco años sus Contribuciones Previstas Determinadas a nivel nacional (INDC sus siglas en inglés) que son los compromisos que los países presentan para reducir los gases de efecto invernadero de acuerdo a sus realidades, a través de acciones de mitigación, adaptación, financiación, desarrollo de capacidades y/o transferencia tecnológica.

Los puntos negativos:

  • Como muchos lo estaban esperando, no se puso un impuesto al carbono, sino que simplemente se reconoce la importancia de incentivar las actividades de reducción de las emisiones mencionando como una posible opción la fijación de un precio a las emisiones de carbono.
  • No señala una fecha específica para dejar de usar los combustibles fósiles, en realidad no se menciona si en algún momento plantean dejarlos de utilizar.
  • El artículo 4 propone literalmente a que las Partes comiencen a trabajar por que las emisiones mundiales de GEI alcancen su punto máximo lo antes posible, teniendo presente que los países en desarrollo tardarán más en lograrlo. De esta manera a partir de ese momento se podrá trabajar rápidamente por la reducción de dichas emisiones.  En este punto, sería interesante el analizar el porcentaje de empresas multinacionales ubicadas en países en desarrollo que podrán seguir emitiendo.
  • El artículo referente a “Daños y Pérdidas” no implica ni da lugar a ninguna forma de responsabilidad jurídica o indemnización, lo cual se traduce en que no está sujeto a litigios internacionales ni a penas, o sea que todo se hará por buena fe. Esta fue una de las razones que llevó a Nicaragua a rechazar el Acuerdo, pues ven injusto el hecho de que no se les permita a las víctimas de países vulnerables tener el derecho de poder exigir compensaciones a los responsables.
  • Y mi punto “favorito”: el repetido uso del verbo DEBERÍAN (should) que denota una recomendación cuando en realidad “Deberían” utilizar el verbo DEBERÁN (shall) pues son aspectos que tendrían que ser de carácter obligatorio.

Pincha en los elementos de la siguiente infografía para conocer los datos más relevantes del Acuerdo de Paris.


Lo interesante está por venir, ya que el Acuerdo en sí mismo no es lo importante, sino todos los documentos que van a nacer de el, pues en realidad el Acuerdo sirve más como una guía que define fechas, equipos de trabajo, tareas y que tipo de “Buenas intenciones” se deben tener para lograr que la temperatura se eleve por debajo de los 2ºC; y ya será cada gobierno el que defina y desarrolle sus estrategias.A lo mejor la COP no deja los resultados que todos esperábamos, a lo mejor sólo se trata de promesas y de un evento que efectivamente se lleva a cabo por mera obligación política. Pero a nosotros nos ha dejado mucho, nos ha dejado saber que sin importar lo que nuestros gobiernos decidan SOMOS LOS CIUDADANOS LOS QUE SIEMPRE TENEMOS LA ELECCIÓN, que somos nosotros quienes podemos decidir dónde invertir el dinero, que comprar, que comer. Sí nuestros gobernantes no han reaccionado, nosotros decimos que sí podemos hacer un cambio en el curso de la historia. Y es que en realidad el freno del cambio climático no está únicamente en las manos de los políticos, ni organizaciones, ni de las empresas sino simplemente está en manos de todos.

 Chelsea Vassio

Consultora Ambiental en EcoAvantis