La comunicación es una de las herramientas más valiosas que tenemos para llegar a nuestros clientes y consumidores. Pero, para ello, es clave comunicar de forma eficiente y adaptarnos a las nuevas tendencias.

Actualmente, la cantidad de información disponible es desmesurada y continuamente estamos bombardeados por mensajes, imágenes, contenidos multimedia, etc. de todo tipo y a través de numerosos medios. Ante esta cantidad ingente de información es difícil que nuestro cerebro preste atención a todo lo que vemos y oímos.

Por tanto, si queremos conectar con nuestra audiencia, debemos utilizar todo nuestro abanico de posibilidades ofreciendo lo que queremos transmitir de forma única para que llegue a nuestros clientes y consumidores, logrando ser memorables y buscando una reacción por su parte. Pero, ¿cómo podemos abrirnos paso entre tanta cantidad de información para lograrlo?

Sin duda, a través de las emociones y sentimientos es una buena estrategia. Emocionar a nuestra audiencia es una de las claves para que nuestro mensaje sea recordado.

Podemos simpatizar con nuestros clientes y consumidores apelando a sus sentimientos a través de historias y anécdotas personales que conecten con ellos, de modo que se sientan identificados y, por tanto, sean partícipes de nuestros propósitos, compartiendo sus intereses e inquietudes y haciéndoles ver que dirigimos nuestros esfuerzos en la misma dirección para lograr unos objetivos comunes con el fin de mejorar nuestra sociedad.

Asimismo, un apoyo esencial para emocionar son los elementos visuales: infografías, vídeos, diseño web, etc. que impacten y queden retenidos en la memoria junto con nuestros mensajes e información, en los que debe primar la sencillez y simplicidad, facilitando una comunicación comprensiva. En este sentido, técnicas como la gamificación, la interactividad, el storytelling o, mejor aún, el storydoing (proporcionar experiencias auténticas), nos puede llevar a influir en que nuestra audiencia cambie su comportamiento hacia los fines que buscamos. Esto también queda reforzado por la tendencia actual de las personas de preferir los recursos multimedia a leer largos documentos, para lo que tampoco disponen de tiempo.

Las emociones motivan y movilizan. Una forma de dinamizar a nuestra audiencia es implicándola mediante la “llamada a la acción”. Para ello, debemos facilitar, en la medida de lo posible, los recursos necesarios y los pasos a seguir.

La interactividad supone una herramienta clave para conseguirlo, ya que las personas recuerdan mejor lo que hacen que lo que ven y oyen. En este sentido, las nuevas tecnologías brindan oportunidades innovadoras que están comenzando a explotarse y ofrecen un gran potencial, principalmente, a través de la interacción con las personas. Por ejemplo, un usuario aprenderá más rápido y retendrá la información de una forma más eficaz mediante un microsite interactivo, una infografía dinámica y divertida o juego online que mediante la lectura (pseudo-obligada) de un informe o documento pdf.

El consumidor actual es 2.0. Esto implica que no es un mero receptor de lo que le dicen, sino que interactúa. Puede opinar, sugerir, felicitar o incluso quejarse gracias a los nuevos canales de comunicación existentes para llegar al cliente. Los medios digitales actuales favorecen el desarrollo de estrategias más creativas e innovadoras.

Entre estos medios, las redes sociales suponen un reto en la comunicación y, a su vez, una gran oportunidad. Estas nos permiten estar en contacto continuamente con nuestros grupos de interés, lo que, por otro lado, nos hace estar más expuestos. Por ello, el mayor reto que presenta es mantener una comunicación responsable en todo momento, cuidando cada detalle en cada mensaje que se transmite, ya sea a través de un tuit, un post en Facebook, una imagen en Instagram…

No obstante, constituye una nueva forma de romper las barreras entre las empresas y sus consumidores, siendo más cercanas y demostrando que no hay tanta diferencia entre sus propósitos, que buscamos objetivos comunes en el desarrollo hacia una sociedad más sostenible y amigable para todos. Además, les ofrecen oportunidades para ser escuchados, demostrándoles que su opinión también importa y que sus necesidades son nuestra mayor prioridad. Construimos una mejor relación con las personas.

Finalmente, para mantener el engagement y reforzar la confianza en nuestra marca debe ser un requisito fundamental en nuestra estrategia mantener una comunicación responsable, cuidando los detalles para evitar que sea deshonesta o engañosa. No conectaremos con una audiencia que desconfíe de nosotros ni a través de emociones ni medios que faciliten su interacción. La transparencia y rigurosidad debe estar presente siempre en nuestras comunicaciones.

Puedes encontrar este artículo en el libro monográfico de Comunicación Responsable de ObservaRSE, el Observatorio de la Comunicación Corresponsable.

Alberto López Rey

EcoAvantis