Desde su nacimiento, la industria turística se ha visto obligada a ir evolucionando y en los últimos tiempos, en vista del panorama, a redefinirse hacia modelos más sostenibles para poder mantenerse. En el sector hotelero, los mayores logros han estado relacionados con la mejora de la eficiencia energética y los sistemas de gestión ambiental en base a estándares como el Reglamento europeo EMAS o la norma ISO 14001. Pero el concepto de sostenibilidad es mucho más amplio, no solo abarca la repercusión ambiental, igualmente hay que tener en cuenta la repercusión económica y socio-cultural que tiene la actividad empresarial en su entorno.
Por ello, es necesario dar un paso más en este sentido para atender a las necesidades de un nuevo turista que busca alojamientos de calidad, que sean respetuosos con su entorno ambiental, la población local, sus tradiciones y su identidad cultural. El concepto de sostenibilidad convertido en un atributo que aporta valor a la experiencia del turista que visita un destino.
Partiendo de esta reflexión, los hoteleros se enfrentan al gran reto de asumir no solo las medidas necesarias para ser sostenibles, sino también para darlo a conocer. El reto en la comercialización de estos hoteles está en saber comunicar la sostenibilidad como garantía de una experiencia turística más auténtica, respetuosa, confortable y saludable. En definitiva, una experiencia con más valor añadido, ya que supone un acercamiento al destino, a sus raíces y la cultura que lo definen.
Tal y como puso de relieve Luciano Alonso el pasado mes de marzo en el Foro de Estrategias de Negocio Inteligente: Sostenibilidad y Turismo celebrado en Andalucía Lab, cada vez hay más turistas que están cambiando sus gustos y eligen disfrutar sin prisas, huyendo de los espacios deteriorados para sentir con más intensidad lo local y “no nos podemos permitir el lujo de dejar de formar parte de su elección”.
En este contexto, y precisamente en un destino como Andalucía, los hoteleros tienen la posibilidad de implementar estrategias de comunicación basadas en la singularidad de la identidad cultural andaluza para mejorar su posicionamiento en el mercado turístico. Está claro que “la autenticidad” vende, puesto que el cliente la percibe como un indicador de sostenibilidad, respeto e integración con el entorno. Pero no hablamos de explotar “el tipismo andaluz” sin más, para vender nuestro hotel sin ninguna planificación responsable, sino todo lo contrario, consiste en ir mucho más allá, en utilizar una estrategia de comunicación que ponga en valor nuestras raíces y la riqueza de nuestra cultura, para que a su vez nos sirva como herramienta de reclamo, difundiendo una actitud de respeto en relación al lugar donde se desarrolla la actividad.
La rehabilitación de antiguos edificios históricos, el uso de elementos decorativos tradicionales, fotografías y cuadros del pasado, productos autóctonos en las cartas de restaurante o folletos sobre la oferta cultural de la zona, lograrán sumergir al cliente en la verdadera identidad del destino enriqueciendo su experiencia y sus recuerdos, logrando una mayor comprensión de las cuestiones locales. Asimismo, se promocionará el entendimiento entre el turista y la comunidad anfitriona, contribuyendo al desarrollo de la confianza y el orgullo local.
En definitiva, un paradigma de respeto no solo medioambiental sino también cultural, económico y social, pilares claves de la sostenibilidad y del llamado turismo responsable.
FDO: Irene Aranda, Experta turismo sostenible en EcoAvantis
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